Esta mañana nos hemos levantado con una mala noticia. Se nos ha ido Ángela Ortiz. Una deportista que hizo del tenis de mesa su mejor victoria. Cada golpe a la pelota, un soplo de aire fresco. Cada derecha, una sonrisa. Era su pasión.

Luchó día a día por acudir a su cita diaria. Siempre con una sonrisa dibujada. Día a día recuperaba las fuerzas para vestirse de corto y coger su ilusión. Disfrutaba de su deporte, de oír el sonido de la pelota. Disfrutaba de jugar.

Su lucha fue inspiración para muchos. Niños, jóvenes y mayores. Todos la tomaron como referente. Cada entrenamiento, cada partido eran un regalo. Con la raqueta en la mano, su sonrisa era permanente. Era luz en las tardes grises. Y ahora será nuestra guía desde lo más alto.

Seguro que ha llegado al cielo con una raqueta y una pelota bajo el brazo. Y ya está preparada para su entrenamiento de hoy. Porque lo suyo era el tenis de mesa, solo el tenis de mesa. Te echaremos de menos, Ángela.